
Desde que se llega al boulevard Solidaridad y la calle José S Healy, podemos ver el gran flujo de personas que van al “beis”, desde lejos podemos ver un ambiente de algarabía, se observan a los aficionados emocionados por al fin entrar al juego, pues como sabemos para entrar al beis es todo un show, pues hay que hacer filas para poder comprar los boletos o para asegura que tu entrada sea rápida debes de comprar los boletos con anticipación.
Al momento de llegar al tan famoso estadio Héctor Espino, podemos ver como ya mencione una gran cantidad de personas esperando entrar, aparte de las luces que alumbran y se dejan ver a largas distancias, y el estacionamiento llenísimo.
En las afueras del estadio podemos observar a personas que a pesar de que el juego ya haya comenzado esperan entrar; al momento de entrar al estadio debes de pasar por tres filtros, el primero es donde se revisa el código del boleto, en el segundo revisan tus pertenencias, y finalmente llegas a donde rompe tu boleto y se logra accesar a las butacas desde donde puedes observar el juego.
Una vez sentados podemos ver como las persona desfilan hasta llegar a su lugar para sentarse a ver el juego, además de gritar de emoción o de coraje, comer, beber o simplemente estar atento a como avanza el juego.
Conforme el juego va a avanzado las personas van socializando entre sí, pues en este caso es fácil que las personas se relacionen rápidamente, pues lo que los une es la afición a un deporte, la afición a un equipo o el placer de ir a tomar cerveza y “sacar curas” como se dice coloquialmente, y así poco a poco las personas empiezan a relacionarse, podemos escuchar comentarios de lo bueno que es el equipo y de lo malo que es el ampáyer.
Conforme pasa el tiempo del juego, las personas se comportan de una manera un tanto uniforme por así decirlo, pues es común que las actitudes se empiecen a imitar, por ejemplo, si la persona que esta enseguida de nosotros es un aficionado y vemos que esta todo emocionado echando porras o diciéndole chivo al ampáyer, las personas se sienten con la confianza de también gritar y de decir cosas, malas palabras, elogios y demás expresiones típicas de los aficionados a los deportes.
En cuanto a los jugadores podemos ver que tienen una gran concentración, pues a pesar de los gritos y la barulla en la que se encuentra el lugar, vemos que son profesionales en sus jugadas, y que intentan jugar lo mejor posibles, podemos ver que entre ellos tienen códigos de jugadas, además se nota que tienen una disciplina y que entrenan con mucha frecuencia, además de ser un hecho obvio por ser profesionales en lo que hacen.
En cuanto al espacio en el que se lleva a cabo el juego, comúnmente suele decirse que es un diamante, por la forma que tienen las bases en donde los jugadores tienen que hacer carreras, el bateador está ubicado en lo que se conoce como home y de ahí es donde comienza el juego, el campo eta lleno de pasto y tiene unas líneas blancas dibujadas en forma de diamante.
En general el asistir a un juego de beisbol profesional, podemos disfrutar de un rato agradable con familia y/o amigos, además de que la convivencia que se da en este lugar es muy peculiar, desde mi punto de vista, no es que todos salgan como amigos, pero si es fácil que el ambiente que se viva aquí sea muy agradable para todos los asistentes.
En cambio en un juego amateur, la convivencia es distinta obviamente, observando un juego entre niños de 6 a 9 años de fut bol, podemos ver que la mayoría de las personas que asisten son familiares de los participantes, podría decirse que es un poco más cerrado o intimo, pues las familias se conocen entre sí.
Los niños no son profesionales y solo lo hacen por divertirse, por el gusto de practicar el deporte, o porque sus papas los mandan a participar en estos juegos.
Aquí podemos ver que son juegos más amistosos y que en muy pocos casos hay ofensas, aunque no falta uno que otro que no esté de acuerdo con la supervisión del juego y salga enojado.
Los niños que juegan como dije anteriormente no son profesionales, por lo tanto es común que no sean los mejores jugadores, o que no estén muy bien entrenado, pero debemos de tener en cuenta que es lo que algunas familias hacen para convivir entre sí y con otras familias, porque estos juegos se prestan para que después las familias salgan a comer a algún lugar como premio a los niños o algún otro tipo de premio.
En cuanto al espacio en el que los niños juegan, es un campo grande, que no está pavimentado ni sembrado, más bien es un terreno terroso y que tiene unas porterías de fierro blancas, sin red, en este caso.
Podemos ver que tanto un juego como el otro, nos lleva a la convivencia, ya sea en familia, amigos o desconocidos, con un único fin, apoyar a los jugadores y divertirse.